domingo, 31 de octubre de 2010

Elogios de santidad

“Walter Chango nos ha dejado, a no dudarlo, un alto ejemplo de carácter y fortaleza, que han sido compañeros inseparables de su vida”. Mons. Antonio Ardoino 1943.
“Walter Chango, en la limpia trayectoria de su corta existencia, ha demostrado para la juventud principalmente, que la santidad no es sólo un ideal, sino también una realidad tangible, que puede hermanarse perfectamente con todas y cada unas de las menudencias que componen la trama de la vida estudiantil”.. Hermano Tarsicio Superior General de los hermanos de la Sagrada Familia.
“La juventud necesita modelos de fortaleza de piedad y de fuerza. Eso es Walter Chango, tal como se nos presenta en los episodios de su vida radiante de alegría y de bondad, ya en las aulas del colegio ya en la oficina de su empleo”. M. R. P. Bernardo de Buenos Aires ofm. Cap. Custodio Provincial. 1943.
“La influencia de la familia cristiana,… la floración de la pureza juvenil en la Acción Católica, hicieron que en la mañana de la santidad apareciera un lirio de pureza para ejemplo de nuestra juventud católica”  R. P. José Raúl Porto.

Laico misionero

                 Otro aspecto que merita ser ponderado en este joven montevideano es su fuerte sentido de misión. Quiero hacer referencia a ello buceando cuidadosamente  entre los escritos y testimonios de quienes lo conocieron y recogieron sus ideas.
                Walter amaba a Cristo y quería darlo a conocer y amar. Es por eso que no dudó un instante en alistarse en un grupo misionero.
                 Había su colegio dos bandos misionales y él animaba a uno de ellos. Entre las tareas propias de este grupo una de ellas consistía en recolectar limosnas para las misiones.
                Se cuenta que cuando recogía bastante dinero  se ponía muy contento y le  informaba al grupo: "Hoy tenemos un capital en el tesoro de la misiones". Y cuando las limosnas eran escasas  para no desmotivar a sus compañeros  dejaba caer las pocas monedas y sonriendo les decía, según expresión de la época, "estamos patos". Pero no se dejaba  por ello amedrentar  sino que enseguida se las ingeniaba para continuar la tarea de la evangelización.


                Es significativo el episodio  en el cual persuadió a un compañero que se había apartado de la práctica sacramental  Así lo cuentan un testigo.
"Salíamos de una reunión. Chango y otros. Con nosotros iba  un compañero de colegio que tenía por motivo de orgullo asegurar que no comulgaba ni confesaba desde hace dos años atrás".  Prosigue el documento: "Entonces Chango comenzó a hablarle y a tratar de volverlo al redil de Cristo, con tanto empeño, que más parecía un director espiritual que un estudiante".
                Era tan grande el amor de Walter por Jesús Eucaristía que sus compañeros del colegio de La Sagrada Familia se sentían motivados por su sincera piedad. Uno de ellos escribió: “Llenaba de admiración el verlo en la Capilla, y nos estimulaba al fervor cuando oía misa, y especialmente cuando iba y volvía de comulgar”.
                Testimoniaba a Cristo con sus palabras y con su ejemplo. Solía visitar a sus compañeros enfermos, tratándolos con fraternal caridad. Le disgustaban las murmuraciones y como buen amigo no permitía la difamación de nadie, desenado siempre lo mejor para todos sus compañeros.
                Era alegre y disfrutaba mucho jugando al futbol en especial cuando iba de campamento con su colegio. Pasó cuatro vacaciones en la Floresta y dos en Piriápolis.  
                Su vida espiritual se desarrollaba bajo el manto de María. En la Basílica de la Aguada formaba parte del  grupo “Inmaculada Concepción y San Estanislao de Koska”. Walter rezaba diariamente el rosario y dormía con el arrollado en su brazo.



 

Oración para pedir una gracia

Oración

Padre de Bondad y de Gracia, principio y fuente de toda santidad, que miraste a tu hijo Walter Elías y enriqueciste su corazón con un amor inmenso a Jesús Eucaristía y a los pobres, concédenos por su intercesión la gracia que necesitamos.
(indíquese aquí la gracia deseada).
Te rogamos, conforme a tu Voluntad, podamos pronto venerarlo en la gloria de los altares como modelo y guía de tu pueblo en camino.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

                                                                           (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

El facebook de Walter

Ahora también en facebook Walter puede ser tu amigo ¿Lo agregaste?.

Hemos querido con gran respeto y cariño crear su facebook "personal" con el fin de difundir su rostro, su biografía, pensamientos, etc.

Te sugerimos agregarlo y difundirlo entre tus amigos. Así juntos trabajaremos mejor por su causa de canonización. En esta etapa  es necesario un milagro  debidamente documentado pero para que se lo invoque hay que darlo a conocer mucho más. Teníamos un caso realmente asombroso pero la familia se negó a darnos las pruebas médicas y todo volvió a quedar en cero.

http://www.facebook.com/home.php?#!/profile.php?id=100001753361697

sábado, 30 de octubre de 2010

El milagro de los rosales

        Rosales que florecen.

        En febrero del año 1939 Walter comienza a sentir los síntomas de su enfermedad. En ningún momento perdió la calma ni la fe.  Cuando le era posible escribía todo lo que iba viviendo.  Fue muy consciente de que estaba al final de sus días.  Dice a su madre: "No somos de este mundo; somos de Dios y  vamos a Dios".
                Su último año no lo pasó en el barrio de  la Aguada sino en Sayago. Un amigo de su padre le prestó una casa ubicada en la calle Garzón en el mismo predio vivió la poetisa Delmira Agustini. Hoy en día solo se puede apreciar la parte inferior de la fuente que daba al jardín de dicha casa y apenas unos rastros de los cimientos  entre los pastos.
                Allí  en aquella casa cuando su estado de salud se lo permitía Walter  se sentaba debajo de un árbol de magnolio a meditar, rezar y también a jugar a la ajedrez que tanto le gustaba. En una oportunidad viendo los rosales que rodeaban la fuente le dijo a su madre que al morir quería ser cubierto con rosas.
                Y ese día no se hizo esperar. Comenzó a agravarse y sus fuerzas físicas fueron decayendo. Ya en la camilla, cuando lo llevaban a la mesa de operaciones, dijo a su padre: "No llores papito. Ya ves, yo que me voy estoy tranquilo".
El sacerdote que siempre lo atendió, el P Nicoli nos cuenta esos últimos momentos.
"Reclamaba la eucaristía, la que no se le podía proporcionar debido a sus frecuentes vómitos, y se tranquilizó cuando le sugerí que Jesús quería asociarlo a su pena en el abandono de la Cruz, recordándole aquellas palabras: "¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?"; tomó entonces su crucifijo y se quedó en contemplación profunda. Su fin se acercaba... le ofrecí administrarle la Extrema Unción. Se incorporó en el lecho, su rostro se iluminó por la alegría que experimentaba; llamó a su padre junto a la cama y le manifestó lo que le acababa de prometer. Tomó su misalito, que ya tenía señalado en las páginas de este sacramento, siguió las oraciones. Rezo en latín el "Confiteor" y se prestaba, como demostración viva y generosidad a la unción de cada uno de los órganos de sus sentidos; con emoción siguió hasta el final esta ceremonia de suyo impresionante.
                Concluida la administración del sacramento se recoge unos instantes, junta sus manos para besar sus propias palmas, y pareciéndole que aún había óleo en ellas, lleno de santo respeto me pidió que se las secara..."
                Luego dijo a sus padres: "Muero puro y casto, sin haber profanado jamás  mi cuerpo con ningún acto impuro" y tomando el crucifijo los  bendijo.  Instantes después apretando el crucifijo junto a su pecho musitó:  "muero tranquilo" fueron sus últimas palabras y su cabeza calló sobre la almohada...
                Era el 18 de noviembre de 1939. Siete de la tarde.  La noticia de su fallecimiento corrió rápidamente y a su velatorio llegaron importantes autoridades de la iglesia uruguaya. Mons. Antonio Barbieri  que era obispo auxiliar de Montevideo mandó a buscar a un fotógrafo para documentar el milagro de las rosas.
                La madre de Walter se acordó del pedido de las rosas y fue de inmediato a buscarlas al jardín pero los rosales no las tenían. Al instante ocurrió lo inesperado. Por tres veces consecutivas en el mismo día florecieron todos los rosales  hasta poder cubrir el  cuerpo de Walter. También el magnolio que hasta entonces no había dado flores le tributó su homenaje.

Espiritualidad laical

“La espiritualidad laical ”
por el Pbro. Lic. Raúl Díaz Corbo


En el año 2012 se cumplirán 150 años del nacimiento del Dr. Luis Pedro Lenguas Algorta y 80 de su fallecimiento. Creo oportuno dar a conocer a las nuevas generaciones la figura entrañable de este laico uruguayo.
         Es sabido que el Dr. Lenguas recibió en vida y aún después de su muerte numerosísimas muestras de reconocimiento y gratitud por la labor desempeñada, pero tratándose de tan ilustre oriental y digno hijo de la Iglesia se nos torna una doble y grata obligación  evocar su memoria.
         A comienzos del año 2000, cuando me hallaba buscando más información sobre el Siervo de Dios Walter Elías Chango Rondeau, recuerdo haberme enfrentado también con unas publicaciones en las que se hacía referencia a la muerte del Dr. Luis Pedro Lenguas, acaecida en olor de santidad el día 4 de marzo de 1932. Mientras leía aquellas líneas me percaté que el doctor había pertenecido a la Parroquia - Basílica de Ntra. Señora del Carmen de la Aguada, entonces exclamé interiormente: ¡ésta Basílica es cuna de santos!
          Efectivamente este sagrado recinto fue testigo de la fe de dos laicos ejemplares: Walter Elías y Luis Pedro. En adelante me referiré a ambos con esta familiaridad  de trato, fruto del cariño que les fui tomando a medidas que avanzaba en mi investigación. Tal confianza no pretende disminuir el alto concepto que tengo de ellos sino todo lo contrario.
         Es curioso poder encontrar tantas  coincidencias espirituales  entre ellos, no obstante, las diferencias de edad, de estado y de ocupación.
Walter Elías, pese a sus pocos años, tenía la serenidad de un hombre adulto; Luis Pedro la sabiduría y experiencia del anciano. Ambos espiritualmente maduros supieron acrisolar la fe en el ofrecimiento y aceptación de la cruz hasta el abandono total de sus vidas.
Walter en su agonía manifestó tal fortaleza de ánimo que asombraba a quien le veía “Estoy en manos de Dios. Sea lo que Él quiera”. Y tomando el crucifijo bendecía a sus padres. Había hecho colocar en la cabecera de su cama una imagen de Jesús coronado de espinas que gustaba contemplar profundamente.  Tengo un Maestro de sufrimiento”, repetía cada vez que alguien le preguntaba la razón de su fortaleza.
Luis por su parte cuando ya estaba cercano el fin de su vida terrena expresaba su abandono con estas palabras: “… será lo que el Señor disponga”.
         Estos dos buenos cristianos  vivieron un amor incondicional a la Eucaristía, encontraron en Jesús Pan de Vida la fuente y el motor de la existencia humana. Luis comenzaba su jornada diaria participando de la misa. Esta profunda piedad eucarística  motivó  al Papa León XIII a concederle autorización para tener un oratorio en su domicilio.
         Walter escribía en su diario espiritual: “La misa es una acción, un acontecimiento visible, una realidad exterior, en la que debemos tomar parte y colaborar. La misa no es una representación o recuerdo, es una realidad presente. La misa del domingo debe influir, debe modificar nuestra vida durante la semana entera. Toda la semana debe estar centralizada, regida por la misa, que debe ser algo así como el sol que ilumine, que transforme toda aquella semana”.
 Siendo pequeño fue capitán de la “Cruzada Eucarística”. Consistía en una agrupación  de niños católicos. Solían hacer campamentos, juegos y se cultivaba en ellos el amor a Jesús sacramentado. Un antiguo testimonio recogido en el libro de Félix Chiappini “Walter E. Chango un joven católico” nos deja ver el grado de participación de Walter en su grupo de Cruzada Eucarística.
Elegido poco después capitán de la Cruzada, el pequeño Chango se distinguió como bueno en el afán piadoso de atraer a los demás a la virtud y hacia el Sagrario, siendo también aquí un perfecto modelo de capitanes”.
Es oportuno señalar que ésta ha sido una constante en la vida de Walter, no solo pasaba largos ratos de oración ante el sagrario sino que continuaba invitando a otros al encuentro con Jesús presente en la eucaristía.  Sus ex -compañeros del  Curso Comercial a un año de su fallecimiento le dedicaron una placa con la  siguiente inscripción:
Puro como un ángel encendió con el fuego del Divino Amor su corazón que fue vivo Sagrario”.
Walter que en vida se alimentó con la eucaristía se convirtió tanto para sus contemporáneos como para las nuevas generaciones en un “Apóstol de la eucaristía”, así se lo suele llamar hoy a este joven aguatero que vivió apasionado por Jesús Hostia.  Monaguillo y catequista que supo conducir a otros a al encuentro del Amor de los amores.
Otra característica común en la espiritualidad cristiana de Luis y de Walter fue la devoción a la pasión de Señor.  No una devoción desencarnada sino profundamente comprometida. Enamorados del crucifijo supieron contemplarle y amarle con la naturalidad propia de los santos. Puesto que sabían reconocer al Crucificado en los más necesitados y sufrientes.
Walter tenía un tío médico.  En varias ocasiones acudía al mismo  solicitándole  atención gratuita para aquellos enfermos pobres que  visitaba en sus ratos libres.
Luis Pedro por su parte había hecho de la medicina un verdadero apostolado. Así se lo había pedido su madre en el día de su graduación, así el mismo quiso vivirlo y con estas palabras lo expresó:
“La misión de médico creyente, no se reduce solo al alivio de las miserias de la carne, porque es allí donde precisamente empieza la sublime medicina que se encamina a la salud del alma”.
          En una oportunidad realizó un viaje a Europa con su familia y se dirigió a su paciente con estas palabras:
         Pido a mis enfermos que, siguiendo los preceptos del P. Parreyve cuando se sientan agobiados por el sufrimiento, cuando crean que las fuerzas van a abandonarlos, se postren, como el leproso, como el centurión, como el paralítico de la piscina, como el ciego de Jericó, como Marta y María, a los pies de Aquel que no dejó de socorrer jamás a los que desfallecen en el camino e imploran su auxilio”.
Vale destacar que  estos dos prestigiosos laicos uruguayos vivían la oración  contemplativa de cara a la  acción.  Por otra parte sus numerosas obras no eran fruto de una simple  filantropía sino de una piedad sincera y profunda, madurada en la oración específicamente cristocéntrica, ya sea frente al Santísimo Sacramento o ante la imagen de Jesús crucificado. Indiscutiblemente se sabían en constante misión y no desperdiciaban oportunidad alguna para anunciar a Jesucristo.
Tanto Walter como Luis gozaban de una importante  valoración de parte de las jerarquías eclesiásticas, pero ésta no era menor dentro del mismo laicado. Eran referentes que trascendían sin exageraciones los muros parroquiales.
En cuanto a Luis Pedro  podemos leer en el periódico “Amigo del Obrero” que el mismísimo Mons. Mariano Soler le llamaba el “patriarca de la Aguada”, no “patriarca” por la edad, que estaba en pleno vigor juvenil, sino “patriarca” por la autoridad de su persona, por la rectitud de su vida ejemplarísima, por el celo de sus actos y el acatamiento que le profesaban sus con feligreses. La palabra de Monseñor Soler es de un timbre de soberana autenticidad. El doctor Lenguas no es ya el “patriarca de la Aguada”, es más, es uno de los poquísimos “patriarcas” del catolicismo uruguayo.
Walter  con motivo  del  III Congreso Eucarístico Nacional recorría las casas de sus vecinos invitándolos a colocar en sus puertas el logo del Congreso que el  mismo lucía orgulloso en la solapa de su saco y que había pintado en cantidades para repartir por toda la Aguada. Cuenta su ahijado, el Dr. Enrique Rondeau, que solía acompañarlo en esta tarea llamándole la atención como la mayoría de los vecinos le escuchaban atentamente con un respeto que se podría decir religioso.
Con la muerte de Walter su fama se acrecienta debido al ejemplo de santidad que nos dejara. Resulta curioso saber que en la II movilización de la juventud católica, el Padre Furlong dijo en la iglesia del Cordón: “Tened a Walter por vuestro modelo…”.
Tal invitación del P. Furlong a aquellos jóvenes, que fueron los antepasados de la actual Pastoral Juvenil, nos revela el lugar destacado que ocupaba entonces nuestro querido Siervo de Dios Walter E. Chango. Vemos también como el ejemplar joven católico de la Aguada fue propuesto como modelo para todos los jóvenes uruguayos.
La devoción mariana fue también una característica espiritual que se dio muy fuertemente en ambos.
El diario “El Bien Público” con fecha 5 de marzo de 1932 nos dice que el Dr. Luis Pedro Lenguas: “Solía en su carruaje y aún a pie, recorrer con la mano en el bolsillo las cuentas de su rosario y recogerse en la oración mental con avezada costumbre antigua”.
El mismo Luis Pedro en una carta desde Francia escribe: “En la gruta, a los pies de la Virgen, junto a mis hijos, tuvimos el primer recuerdo y el más tierno para las prendas amadas que nos precedieron en el camino y después para todos los que están unidos a nosotros por la sangre, por el afecto, por el cariño y por la amistad. No nos olvidamos de los que no creen, de los que sufren, de los que nos han ofendido y hemos agraviado, de todos, en fin. La lista estaba completa y estaba escrita con caracteres imborrables en lo más íntimo del alma. Ahí van esas pobre líneas, pálido reflejo de nuestros sentimientos, en esta visita inolvidable a Nuestra Señora de Lourdes”.
En cuanto a la devoción mariana de Walter nos dice el P. Nicoli:
“En los últimos días de su enfermedad, en que sus dolores no le permitían fijar la atención para hacer sus oraciones se lamentaba de no poder honrar a María con el rezo del Santo Rosario. Le enseñé a rezar con jaculatorias y se alegró mucho de poder dirigirse a la Santísima Virgen”.

El amor a la familia
          Se ha dicho que Luis Pedro no descuidaba su familia por lo contrario se hacía tiempo, entre otras cosas, para leer a sus hijos obras de Shakespeare en inglés.
“Vivía para su hogar que plasmó en el molde del dulce hogar de Nazaret y al que consagró los más delicados afectos de su alma y los sentimientos puros de su corazón” Tomás G. Camacho.
Walter fue sumamente cariñoso con sus padres a quienes consoló con la esperanza de la vida eterna cuando estos lloraban su eminente partida.
En una oportunidad, antes de su enfermedad, había expresado el deseo de formar una familia cristiana. Si bien esto no pudo concretarse nos muestra sus anhelos cristianos en su vocación laical.
Son muchas más las similitudes que podemos encontrar en estos dos compatriotas que fueron, y de alguna manera siguen siendo, patriarcas del laicado uruguayo. Dejemos una vez más que ellos nos hablen, que nos acompañen en la Misión Continental,  que nos contagien desde sus escritos el ardor y entusiasmo que albergaron en sus corazones y que los impulsó siempre a ser discípulos y misioneros del Señor Resucitado.
“No basta con que yo sea bueno, es necesario que trabaje para que sean buenos mis compañeros, no basta que yo sea honrado, también debo anhelar que sean honrados mis compañeros. El apostolado exige sacrificio, nada grande, nada bueno se hace sin ningún sacrificio, el que es cristiano y oriental debe saber que no debe amar las vulgaridades sino lo que es bueno, excelente aunque deba sacrificarse hasta lo último”… “No tenemos derecho a ser mediocres”. Walter Elías Chango Rondeau.
“…no hay que acobardarse, corramos a los pies de los altares a beber en esa fuente misteriosa que vivifica, y después de confortados emprendamos de nuevo la lucha, que con Dios en el corazón, nuestra será la victoria”. Dr. Luis Pedro Lenguas Algorta.


Basília Ntra. Señora de Carmen de la Aguada. Montevideo.

jueves, 28 de octubre de 2010

Biografía ampliada del Siervo de Dios Walter Elías Chango Rondeau.

Un apóstol de la Eucaristía…

            Walter que tanto amaba a Jesús, no se contentaba con manifestarle su amor, sino que conducía a otros al encuentro de Cristo en la Eucaristía. En una ocasión un compañero de su colegio, hacía alarde de que ya llevaba bastante tiempo sin confesarse y sin comulgar. Walter por su parte encendido de fervor  comenzó a hablarle de la importancia de recibir los sacramentos  y de la presencia de Jesús en ellos que su compañero tardó demasiado en retomar la práctica sacramental.

            Durante la preparación al Congreso eucarístico de 1937 que se realizó en Montevideo, Walter trabajó incansablemente. Había reproducido con sus propias manos el logotipo del congreso y lo repartía entre sus vecinos para que estos lo colocasen en sus puertas, creando de este modo ambiente para la celebración de dicho congreso. Pero Walter no solamente se quedaba en una mera propaganda sino que vivía ese momento como un apostolado, una ocasión para encontrarse con otros y compartir la fe. Durante el proceso diocesano un primo y ahijado del Siervo de Dios declaró que Walter le hablaba a la gente con tanta elocuencia que bien parecía un sacerdote. Sin embargo Walter sentía profundamente su vocación laical  y la vivía con radicalidad y entrega.

Su devoción por María

            Diariamente rezaba el rosario pero en sus últimos días cuando ya no era capaz de concentrarse en la oración repetía jaculatorias marianas mientras pasaba las cuentas del rosario.

Su amor por los pobres y los enfermos

            Walter que solía repetir: “lo que doy a los pobres a Cristo se lo doy”, tenía la capacidad de ver en el prójimo al propio Jesucristo. “Que fácil nos sería renunciar a algo, para dárselo a Cristo en sus pobres” Cada vez que podía iba al mercado a buscar frutas y verduras que le daban y que luego repartía entre los más cadenciados. En los ratos libres fabricaba juguetes para los niños más pobres de su barrio. Visitaba a los enfermos infundiéndoles ánimo y serenidad.

Catequista a tiempo completo

            Su primo y ahijado Enrique Rondeau afirma haber tenido el honor y privilegio de que el mismo Walter fue quien lo preparó para hacer la primera comunión. “Era un catequista a tiempo completo, no solamente cuando nos encontrábamos para el momento específico de recibir el catecismo, sino que en todo momento y con naturalidad me trasmitía valores y me hablaba de Cristo”

Amaba su parroquia y su colegio 

Su vida parroquial estaba marcada especialmente por dos actividades: la Acción Católica y la congregación laical a la cual pertenecía dedicada a la Inmaculada Concepción y a San Estanislao de Koska.  En  la parroquia - Basílica de Ntra. Del Carmen  de la Aguada, se dirigía espiritualmente con el padre Atilio Nicoli  que posteriormente se convirtió en un propagador entusiasta de la conocida fama de santidad del Siervo de Dios.
En el colegio Walter juntaba era el encargado de juntar la limosna para las misiones, y mostraba mucha alegría y entusiasmo cuando la misma era abundante. El por su parte no escatimaba en generosidad.

Estudiante  y oficinista ejemplar

            Como estudiante Walter era el mejor alumno de la clase, pero no competía por  alcanzar o mantener este puesto buscando premios o aplausos  aunque merecidamente se los concedían. Humildemente y hasta con cierta timidez se acercaba a recibir los numerosos premios que le eran concedidos. Llegó incluso a ganar la medalla de oro que en aquellos años concedía el colegio de la Sagrada Familia a los mejores estudiantes. Sus compañeros le recordaron siempre con simpatía y aprecio porque no veían en el a un ser soberbio que hiciera alarde de sus conocimientos sino que por el contrario un compañero ejemplar siempre dispuesto a dar una mano a quien se le acercaba pidiendo su ayuda.  Walter sabía aprovechar bien el tiempo y estudiaba con gran esmero. Al acercarse el período de exámenes intensificaba las horas de estudio.
            Al finalizar sus estudios consiguió un empleo donde trabajo como oficinista. Si bien trabajo poco tiempo porque comenzaron pronto los síntomas de su enfermedad dejó sus huellas imborrables por su gran responsabilidad y compañerismo.


  …. Y florecieron los rosales….

            Cuando Walter enfermó de tuberculosis. Sus padres se trasladaron  desde el centro de la  ciudad a un lugar más alejado, tranquilo y lleno de árboles, con la esperanza de que el cambio de ambiente le haría bien a la salud de Walter. En la nueva casa había un jardín con una fuente. Allí, Walter cuando se sentía mejor y no estaba en cama, recorría el jardín o se sentaba bajo la sombra de un magnolio. Un día mientras estaba en el jardín con su madre, le dijo:“Mamá cuando yo muera me has de cubrir con esas rosas” Dijo eso señalando los rosales que rodeaban la vieja fuente. Cuando Walter murió, su madre recordó el pedido de las rosas y fue al jardín esperando encontrar al menos una, pero desafortunadamente no encontró ninguna. Más tarde, gente que estaba en el velatorio comentó acerca de la fragancia que se sentía. De inmediato corrió la noticia entre los presentes, el magnolio y los rosales están cubiertos de flores. Cortaron las rosas para colocarlas en el féretro y nuevamente volvieron a florecer. El portento se repitió tres veces hasta cubrir por completo el cuerpo del Siervo de Dios. El hecho fue presenciado por diversas autoridades eclesiásticas entre las cuales se encontraba  el Obispo coadjutor de Montevideo, Mons. Barbieri, quien posteriormente se convirtió en Cardenal de dicha sede.
Entre los laicos presentes se hallaba también un compañero de trabajo del padre del siervo de Dios, quien siendo testigo de los milagros acaecidos comenzó  en ese momento un proceso de conversión cristiana.

Rosales que siguen floreciendo

            Si bien es bastante común encontrar rosas sobre la tumba de Walter, que con devoción depositan los peregrinos en recuerdo de aquellas que florecieron en su muerte; otros son los rosales que siguen floreciendo. Pues la caridad del Siervo de Dios se continúa en tantas personas que acercan alimentos, ropa, juguetes y útiles escolares u ofrecen desinteresadamente parte de su tiempo para dedicarlo a Cristo y  así poder decir con Walter: “ lo que doy a los pobres a Cristo se lo doy”.
            Otras obras que llevan su nombre son el Instituto Walter Chango y el Museo parroquial. El Instituto brinda a los estudiantes   un sin fin de posibilidades para aprender manualidades, idiomas, pintura al óleo, dibujo, fotografía, cocina, repujado en cobre, computación, etc. Y el museo ofrece la a los visitantes la ocasión de poder apreciar algunas pertenencias del Siervo de Dios como por ejemplo libros que utilizó, documentos, fotos
           

Walter Elías Chango Rondeau: Biografía del Siervo de Dios Walter Elías Chango R...

Walter Elías Chango Rondeau: Biografía del Siervo de Dios Walter Elías Chango R...: "Nació en Montevideo, en el barrio de la Aguada, el 1 de noviembre de 1921. Fue bautizado en la Parroquia de la Paz (Canelones) el 6 de enero..."

Pensamientos del Siervo de Dios Walter de Montevideo.

Pensamientos de Walter de Montevideo.


“La comunión es la vida del alma.Lejos de ella nuestra alma languidece y muere, incapaz de esfuerzo ni de mejoramiento”. (miércoles 17 de agosto, 1938).

“Incompresible grandeza de la Eucaristía!

"El Dios eterno, infinito en toda perfección, oculta su grandeza bajo el velo aparente de una blanca hostia, para darse en alimento al hombre infinitamente indigno de recibir la suprema grandeza”. (jueves 18).

“Si el hombre no tuviera más pruebas de la Presencia Real que los efectos de una comunión bien hecha, con esa sola le bastaría”. (jueves 18).

“El hombre tan presto en agradecer los mezquinos favores de las criaturas, cuan insensatamente ingrato se muestra para con Cristo que en un acto de generosidad infinita le da su propia carne en alimento”.
 (viernes 19).

“Dios se dio a sí mismo”...

Durante la preparación al Congreso eucarístico de 1938 que se realizó en Montevideo, trabajó incansablemente. Había reproducido con sus propias manos el logotipo del congreso y lo repartía entre sus vecinos para que estos lo colocasen en sus puertas, creando de este modo ambiente para la celebración de dicho congreso. Pero Walter no solamente se quedaba en una mera propaganda sino que vivía ese momento como un apostolado, una ocasión para encontrarse con otros y compartir la fe. Durante el proceso diocesano uno de los testigos declaró que Walter le hablaba a la gente con tanta elocuencia que bien parecía un sacerdote. Sin embargo Walter sentía profundamente su vocación laical y la vivía con radicalidad y entrega.
 
"La misa es una acción, un acontecimiento visible, una relidad exterior, en la que debemos tomar
parte y colaborar. La misa no es una representación o recuerdo, es una realidad presente."


 "La misa del domingo debe influir, debe modificar toda nuestra vida durante la semana entera.
 Toda la semana debe estar centralizada, regida por la misa, que debe ser algo así  como el sol que ilumine, que transforme toda aquella semana.".


“Lo que doy a los pobres a Cristo se lo doy”.

“Que fácil nos sería un pequeño sacrificio de un gusto para poder darle a Cristo en sus pobres”.
“No tenemos derecho a ser mediocres.”

“Deseo conquistar la santidad.”

“No basta que yo sea bueno, es necesario que trabaje para que sean buenos mis compañeros,
 no basta que yo sea honrado, también debo anhelar que sean honrados mis compañeros.
 El apostolado exige el sacrificio, nada grande, nada bueno se hace sin ningún sacrificio, el que es cristiano y oriental (uruguayo) debe saber que no debe amar las vulgaridades sino lo que es bueno, excelente aunque deba sacrificarse hasta lo último.”

“No somos de este mundo, somos de Dios
y vamos a Dios.”


“Estoy en manos de Dios. Sea lo que Él quiera.”

“Mamá cuando yo muera me has de cubrir con esas rosas”.

"Muero puro y casto, sin haber profanado mi cuerpo con ningún acto impuro".

“Muero tranquilo”.




La Basílica Ntra. Señora del Carmen de la Aguada.
Montevideo - Uruguay.
Aquí se encuentra la tumba del Siervo de Dios Walter Elías Chango Rondeau.
foto de Tere.uy.

Biografía del Siervo de Dios Walter Elías Chango Rondeau.

Nació en Montevideo, en el barrio de la Aguada, el 1 de noviembre de 1921. Fue bautizado en la Parroquia de la Paz (Canelones) el 6 de enero del año siguiente. Celebró su primera comuión el 8 de noviembre de 1931, en la iglesia de la Inmaculada (Vascos).

Ingresó al Colegio de la Sagrada Familia de Montevideo, el 6 de marzo de 1933. Allí estudió el Curso Comercial obteniendo siempre las mejores calificaciones de sus clases, y aún la máxima distinción al merecer la Medalla de Oro de la Asociación de Ex-alumnos, al concluir sus estudios en el año 1938.

Finalizados sus cursos, se empleó en una oficina. Todos elogiaban su labor, pero el empleo lamentablemente duró poco tiempo, ya que la enfermedad le obligó guardar cama.

Amaba la naturaleza, le gustaba jugar al fútbol y a la ajedrez e ir de campamento. A medida que crecía se ponía de manifiesto su espíritu solidario; visitaba a sus compañeros enfermos tratándolos con fraternal caridad. Era amable y generoso con todos, particularmente con los pobres en quienes veía a Jesús. Solía decir: "Lo que doy a los pobres a Cristo se lo doy".

En sus ratos libres hacía juguetes para los niños más pobres de su barrio, era monaguillo y catequista.
En la Parroquia-Basílica Ntra. Señora del Carmen, de la Aguada, integró el grupo de la Inmaculada Concepción y San Estanislao de Koska y Centro Bimbolino. También participó de la Acción Católica.

El mismo anunció su fin terreno y tranquilizando a sus madre le dijo: "No somos de este mundo; somos de Dios y vamos a Dios": Recomendó a sus padres la vida cristiana y los consoló diciéndoles: "Muero puro y casto, sin haber profanado mi cuerpo jamás con ningún acto impuro".

Eran las siete de la tarde del día 18 de noviembre de 1939, cuando Walter Chango entregó su alma a Dios.