jueves, 28 de octubre de 2010

Biografía ampliada del Siervo de Dios Walter Elías Chango Rondeau.

Un apóstol de la Eucaristía…

            Walter que tanto amaba a Jesús, no se contentaba con manifestarle su amor, sino que conducía a otros al encuentro de Cristo en la Eucaristía. En una ocasión un compañero de su colegio, hacía alarde de que ya llevaba bastante tiempo sin confesarse y sin comulgar. Walter por su parte encendido de fervor  comenzó a hablarle de la importancia de recibir los sacramentos  y de la presencia de Jesús en ellos que su compañero tardó demasiado en retomar la práctica sacramental.

            Durante la preparación al Congreso eucarístico de 1937 que se realizó en Montevideo, Walter trabajó incansablemente. Había reproducido con sus propias manos el logotipo del congreso y lo repartía entre sus vecinos para que estos lo colocasen en sus puertas, creando de este modo ambiente para la celebración de dicho congreso. Pero Walter no solamente se quedaba en una mera propaganda sino que vivía ese momento como un apostolado, una ocasión para encontrarse con otros y compartir la fe. Durante el proceso diocesano un primo y ahijado del Siervo de Dios declaró que Walter le hablaba a la gente con tanta elocuencia que bien parecía un sacerdote. Sin embargo Walter sentía profundamente su vocación laical  y la vivía con radicalidad y entrega.

Su devoción por María

            Diariamente rezaba el rosario pero en sus últimos días cuando ya no era capaz de concentrarse en la oración repetía jaculatorias marianas mientras pasaba las cuentas del rosario.

Su amor por los pobres y los enfermos

            Walter que solía repetir: “lo que doy a los pobres a Cristo se lo doy”, tenía la capacidad de ver en el prójimo al propio Jesucristo. “Que fácil nos sería renunciar a algo, para dárselo a Cristo en sus pobres” Cada vez que podía iba al mercado a buscar frutas y verduras que le daban y que luego repartía entre los más cadenciados. En los ratos libres fabricaba juguetes para los niños más pobres de su barrio. Visitaba a los enfermos infundiéndoles ánimo y serenidad.

Catequista a tiempo completo

            Su primo y ahijado Enrique Rondeau afirma haber tenido el honor y privilegio de que el mismo Walter fue quien lo preparó para hacer la primera comunión. “Era un catequista a tiempo completo, no solamente cuando nos encontrábamos para el momento específico de recibir el catecismo, sino que en todo momento y con naturalidad me trasmitía valores y me hablaba de Cristo”

Amaba su parroquia y su colegio 

Su vida parroquial estaba marcada especialmente por dos actividades: la Acción Católica y la congregación laical a la cual pertenecía dedicada a la Inmaculada Concepción y a San Estanislao de Koska.  En  la parroquia - Basílica de Ntra. Del Carmen  de la Aguada, se dirigía espiritualmente con el padre Atilio Nicoli  que posteriormente se convirtió en un propagador entusiasta de la conocida fama de santidad del Siervo de Dios.
En el colegio Walter juntaba era el encargado de juntar la limosna para las misiones, y mostraba mucha alegría y entusiasmo cuando la misma era abundante. El por su parte no escatimaba en generosidad.

Estudiante  y oficinista ejemplar

            Como estudiante Walter era el mejor alumno de la clase, pero no competía por  alcanzar o mantener este puesto buscando premios o aplausos  aunque merecidamente se los concedían. Humildemente y hasta con cierta timidez se acercaba a recibir los numerosos premios que le eran concedidos. Llegó incluso a ganar la medalla de oro que en aquellos años concedía el colegio de la Sagrada Familia a los mejores estudiantes. Sus compañeros le recordaron siempre con simpatía y aprecio porque no veían en el a un ser soberbio que hiciera alarde de sus conocimientos sino que por el contrario un compañero ejemplar siempre dispuesto a dar una mano a quien se le acercaba pidiendo su ayuda.  Walter sabía aprovechar bien el tiempo y estudiaba con gran esmero. Al acercarse el período de exámenes intensificaba las horas de estudio.
            Al finalizar sus estudios consiguió un empleo donde trabajo como oficinista. Si bien trabajo poco tiempo porque comenzaron pronto los síntomas de su enfermedad dejó sus huellas imborrables por su gran responsabilidad y compañerismo.


  …. Y florecieron los rosales….

            Cuando Walter enfermó de tuberculosis. Sus padres se trasladaron  desde el centro de la  ciudad a un lugar más alejado, tranquilo y lleno de árboles, con la esperanza de que el cambio de ambiente le haría bien a la salud de Walter. En la nueva casa había un jardín con una fuente. Allí, Walter cuando se sentía mejor y no estaba en cama, recorría el jardín o se sentaba bajo la sombra de un magnolio. Un día mientras estaba en el jardín con su madre, le dijo:“Mamá cuando yo muera me has de cubrir con esas rosas” Dijo eso señalando los rosales que rodeaban la vieja fuente. Cuando Walter murió, su madre recordó el pedido de las rosas y fue al jardín esperando encontrar al menos una, pero desafortunadamente no encontró ninguna. Más tarde, gente que estaba en el velatorio comentó acerca de la fragancia que se sentía. De inmediato corrió la noticia entre los presentes, el magnolio y los rosales están cubiertos de flores. Cortaron las rosas para colocarlas en el féretro y nuevamente volvieron a florecer. El portento se repitió tres veces hasta cubrir por completo el cuerpo del Siervo de Dios. El hecho fue presenciado por diversas autoridades eclesiásticas entre las cuales se encontraba  el Obispo coadjutor de Montevideo, Mons. Barbieri, quien posteriormente se convirtió en Cardenal de dicha sede.
Entre los laicos presentes se hallaba también un compañero de trabajo del padre del siervo de Dios, quien siendo testigo de los milagros acaecidos comenzó  en ese momento un proceso de conversión cristiana.

Rosales que siguen floreciendo

            Si bien es bastante común encontrar rosas sobre la tumba de Walter, que con devoción depositan los peregrinos en recuerdo de aquellas que florecieron en su muerte; otros son los rosales que siguen floreciendo. Pues la caridad del Siervo de Dios se continúa en tantas personas que acercan alimentos, ropa, juguetes y útiles escolares u ofrecen desinteresadamente parte de su tiempo para dedicarlo a Cristo y  así poder decir con Walter: “ lo que doy a los pobres a Cristo se lo doy”.
            Otras obras que llevan su nombre son el Instituto Walter Chango y el Museo parroquial. El Instituto brinda a los estudiantes   un sin fin de posibilidades para aprender manualidades, idiomas, pintura al óleo, dibujo, fotografía, cocina, repujado en cobre, computación, etc. Y el museo ofrece la a los visitantes la ocasión de poder apreciar algunas pertenencias del Siervo de Dios como por ejemplo libros que utilizó, documentos, fotos
           

2 comentarios:

  1. Dios quiera que pronto sea beatificado nuestro querido Walter : )

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  2. Me interesa especificar el lugar en que nació y donde vivió. Sé que fue bautizado en La Paz. Gracias Ackermann

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